El aneurisma es una patología silenciosa que puede tener consecuencias devastadoras si no se detecta a tiempo. Consiste en una dilatación anormal de la pared de una arteria, que se debilita hasta el punto de poder romperse. Esta rotura puede provocar una hemorragia interna grave, potencialmente mortal. Por ello, el diagnóstico precoz es esencial, especialmente en personas con factores de riesgo.

¿Qué es exactamente un aneurisma?

Un aneurisma se forma cuando la pared de una arteria se estira o abomba, generando una especie de bolsa. Este fenómeno puede ocurrir en distintas zonas del cuerpo, aunque los más comunes afectan a:

  • La aorta abdominal, principal vaso sanguíneo que recorre el abdomen.
  • La aorta torácica, en el tórax.
  • Las arterias cerebrales, donde puede desencadenar un accidente cerebrovascular hemorrágico.
  • Las arterias periféricas, como las de las piernas.

Su desarrollo es progresivo y suele pasar desapercibido durante años, hasta que alcanza un tamaño crítico o se rompe.

¿Quiénes tienen mayor riesgo?

Aunque cualquier persona puede desarrollar un aneurisma, hay ciertos factores que aumentan las probabilidades:

  • Edad avanzada (mayores de 65 años)
  • Hipertensión arterial
  • Tabaquismo activo o histórico
  • Antecedentes familiares de aneurisma
  • Aterosclerosis
  • Enfermedades genéticas del tejido conectivo (síndrome de Marfan, Ehlers-Danlos)

En estos grupos, es especialmente recomendable realizar chequeos periódicos, ya que el aneurisma puede detectarse incluso antes de que aparezcan síntomas.

¿Qué síntomas puede provocar?

Muchos aneurismas no dan señales de alerta. Sin embargo, en algunos casos pueden aparecer síntomas según la ubicación del aneurisma:

  • Dolor abdominal persistente o pulsátil
  • Dolor lumbar sin causa aparente
  • Mareos o desmayos
  • Visión doble o dolor intenso de cabeza en caso de aneurismas cerebrales
  • En casos graves, síntomas de shock por hemorragia interna

Ante cualquiera de estas manifestaciones, una consulta médica inmediata puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.

Métodos de diagnóstico más eficaces

La radiología y el diagnóstico por imagen juegan un papel crucial en la detección precoz de aneurismas. Las pruebas más utilizadas incluyen:

🔹 Ecografía abdominal

Es la técnica de elección para detectar aneurismas de aorta en programas de cribado, especialmente en varones mayores de 65 años fumadores o exfumadores. Es rápida, indolora y no invasiva.

🔹 Tomografía computarizada (TAC)

Permite obtener imágenes detalladas de los vasos sanguíneos y valorar el tamaño, forma y localización exacta del aneurisma. Es esencial para planificar el tratamiento.

🔹 Angiografía por TAC o resonancia magnética

Se utiliza cuando se requiere una visualización precisa del flujo sanguíneo y del entorno vascular. Son herramientas clave para casos complejos o decisiones quirúrgicas.

¿Qué pasa si se detecta un aneurisma?

El manejo depende del tamaño y la localización del aneurisma:

  • Si es pequeño y estable, se recomienda seguimiento regular mediante imagen.
  • Si alcanza un tamaño crítico o crece con rapidez, se indica tratamiento, que puede ser:
    • Cirugía abierta, para reemplazar la porción afectada del vaso.
    • Tratamiento endovascular, mediante la colocación de una prótesis (stent) guiada por imagen. Esta última opción, menos invasiva, es cada vez más utilizada, especialmente en pacientes de alto riesgo quirúrgico.

Conclusión

Detectar un aneurisma a tiempo puede salvar vidas. Gracias al avance en técnicas de imagen y a la labor de especialistas en radiología diagnóstica e intervencionista, hoy es posible diagnosticar y tratar esta patología de forma precisa, segura y eficaz.

Si formas parte de un grupo de riesgo o tienes antecedentes familiares, consulta con tu médico y solicita una prueba preventiva. El mejor tratamiento siempre empieza por un buen diagnóstico.

Doctora Claudia Martínez Higueros
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